Categorías:

Redactamos este artículo desde nuestra querida Asturias, y es ahí donde va a radicar la clave para la comprensión de este artículo pues la palabra «regañu» en asturiano significa raíz, pero más bien, lo que queremos expresar con ello es origen, raigambre, principio, ancestro, tradición, etc.

Todo surgió a continuación de unos exámenes de grado en donde uno de mis alumnos más veteranos, al ver ciertas actitudes de los jueces, exclamó indignado dirigiéndose a mí: Ramón a este paso van a acabar con los Karatecas de Regañu. Como es natural y podéis imaginaros, este alumno había sido declarado «no apto» por el tribunal en su examen de tercer dan, de ahí quizás se explique parte de su enfado. Desde ese punto de vista, quizá su comentario no era del todo coherente, imparcial y quizás en alguna medida desacertado.

Hasta ahí estamos todos de acuerdo, es decir si suspendes por mucho que te duela debes de reflexionar e intentar ver en que partes y aspectos puedes mejorar para poder abordar en una próxima convocatoria el examen con más garantías de éxito. Al fin y al cabo si nos ponemos en manos de un Tribunal de grados, debemos de aceptar su autoridad tanto para el «apto» como para el «no apto» y debemos de entender que son seres humanos y que también pueden tener un margen de error. Yo por mi parte le hice ver que debía asumir el «no apto» como una experiencia de donde debería extraer un aprendizaje o reflexión e intentar superase aún más si cabe. Ahora bien, a toro pasado y hablando con la «boca pequeña» hubo más comentarios de ese tipo por parte de alumnos de otros profesores que se lamentaban de la diferencia de criterios o de rasero a la hora de evaluar a diferentes aspirantes, es decir, por poner un ejemplo sencillo y comprensivo, a unos estando a un nivel bastante aceptable y digno, se les declaraba «no aptos» y después a otros con un nivel inferior se les declaraba «aptos», con lo que se establecía un agravio comparativo, insisto, todo ello sin dejar de reconocer la autoridad del Tribunal. Lo que puede acarrear a veces este tipo de cuestiones, es el desánimo de quienes se esfuerzan al máximo en el Dojo, no faltan un día al entrenamiento, viven intensamente el Karate do dentro de sus posibilidades (tiempo, dinero, etc.) pues son albañiles, mineros, hosteleros, profesores de universidad, empresarios etc., pagan religiosamente sus licencias y es que además no viven profesionalmente del Karate do.

Al decir que quizás se desilusionen, no quiero decir que vayan a abandonar la práctica de Karate do, sino más bien a que desistan quizás en presentarse a exámenes para pasar de grado y simplemente se dediquen a hacerse mayores disfrutando de la práctica de este nuestro tan querido arte. Con esta reflexión no se pretende ni cuestionar la autoridad de los Tribunales de grado, ni por otra parte sugerir de ninguna manera que se «regale nada», somos Karatecas y para nosotros lo importante es aprobar o suspender con honor y dignidad, lo que se pide es que «la vara de medir sea la misma para todos» pues con ello dignificaremos «los aptos y los no aptos».

Por lo tanto, quizás si podrán incidir en que haya más o menos aspirantes a exámenes, pero nunca van a acabar con los «Karatecas de Regañu», por que la ilusión y el entusiasmo por aprender y mejorar en la vía, es patrimonio personal de cada uno y no propiedad de jueces, federaciones, asociaciones etc.

Hago pues desde aquí un llamamiento a todos aquellos que ostenten el título y la responsabilidad de Juez de Tribunal a que a la hora de ejercer dicha función sean lo más ecuánimes y honestos posible, si hay que suspender se suspende y si hay que aprobar se aprueba, pero estableciendo un mismo criterio para todos los aspirantes. Queremos entender que no hay mala fe por parte de ningún Juez de Tribunal, pero si debemos de estar muy atentos a como evaluamos al conjunto de los aspirantes.

Autor: José Ramón Álvarez Ruiz-Huidobro

Comentarios cerrados